Divulgar ciencia es más que enseñar, es más que investigar… cuando haces divulgación, debes exponer tu alma. Debes comprender tu alma. En lo que a mí respecta, no sé si la comprendo especialmente bien, pero al menos reconozco en ella dos partes: su contenido y su forma.
Por un lado, su contenido; un ir y venir de números y de letras, de teoremas y de poemas. Todo es lo mismo: una metáfora que espera a ser compartida. A veces, los científicos y científicas nos sentimos solos porque no encontramos la forma de compartir nuestras metáforas con los demás, no encontramos las emociones para conectar ni las palabras exactas que decir. La divulgación es sentirte acompañado; es expresar, desde tu punto de vista, lo poco (o mucho) que sabes; es poder hablar y sentirte escuchado. No hay secreto, te escucharán si quieres que te escuchen.
Por otro lado, su forma; un polígono de infinitos vértices, un mosaico de aristas flexibles que debe amoldarse a los lugares más áridos e insospechados. Si tratas bien a las palabras y a las imágenes a partes iguales, puedes tejer lo que quieras. Lo que te dé la gana. El tejido que nos cubre, sus hebras incluso, hablan sobre la historia que nos precede (y puede que sobre la historia que espera a quien te escucha). Y nos puede ver tanta gente. Nos puede descubrir tanta gente… Puedes ayudar a tanta gente…
Divulgar ciencia es más que enseñar o investigar, es regalar un pedacito de ti y recibir tanto (o más) de los demás.
Estas palabras forman parte de este post de José Antonio Prado para el Blog del Instituto de Matemáticas de la Universidad de Sevilla en donde tiene a bien hablar un poco de mi trabajo divulgativo. Muchas gracias, Tito @eliatron.
👍👍👍
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